«No importa lo despacio que vayas, lo importante es que no pares» Confucio.
Después de todos los días de fiesta, de celebraciones, de encuentros con familia y amigos, debemos volver a la rutina. Empieza el trabajo, organizar la casa, atender las responsabilidades familiares… también empiezan las prisas, el agobio y el correr sin saber si vas a llegar a alguna parte.
A mí me ha pasado. De repente, casi sin querer, me he visto, otra vez, arrastrada por la corriente y corriendo de aquí para allá, atendiéndolo todo y a todos. Sin tiempo para nada mas que hacer y hacer. En esta situación tampoco ha tardado en llegar el malestar y el desánimo.
Hay que reconducir la situación. Me paro y reflexiono. Vuelvo al presente. Y a ser consciente de cada una de las cosas que hago. Es momento de priorizar, de saber que es lo importante y distinguir lo urgente. De dedicar tiempo a lo que me gusta hacer. De cuidarme. De adoptar la mejor actitud frente a los acontecimientos.
A mayor sensación de bienestar con uno mismo, mayor seguridad y confianza y por lo tanto, mayor capacidad para afrontar los problemas del día a día de la mejor manera posible.
«A veces para poder seguir, hay que empezar de nuevo». León Gieco
¡suscribete!