No podemos vivir en el pasado ni tampoco estar sufriendo pensando en lo que nos va a ocurrir. Por experiencia os digo que tenemos que centrarnos en el momento que estamos viviendo, tener confianza en la vida. Porque si no, os aseguro, que la vida se convertirá en dejar pasar el tiempo, sin saber donde estamos, que hacemos y perdiéndonos lo bonito que es vivir.
De esta forma, cuando nos ocurre algo inesperado, y no deseado, ej. perdemos algo, nos dan malas noticias,…, podemos resistirnos a lo que está ocurriendo, quejándonos de lo que ha ocurrido, haciéndonos las víctimas o buscando culpables, o podemos fluir con lo ocurrido, aceptando primero nuestros sentimientos de ira, impotencia, nerviosismo, etc…, y a continuación decidiendo el siguiente paso a tomar teniendo en cuenta las nuevas circunstancias.
Una vez alguien, a quien aprecio mucho, me pidió que buscara un sinónimo para la palabra presente. Yo contesté: ahora, aquí…, no sé. Ella me dijo: un sinonimo de presente es regalo. Cierto, el momento presente es un regalo para nosotros. La vida es un regalo, hay que disfrutarla y agradecer que la podemos disfrutar y que la tenemos.
No quiero decir que vivir va a ser un camino de rosas. Está claro que pasaremos por situaciones difíciles. Pero si aprendemos a fluir, y cuando digo fluir también significa confiar, con la vida tendremos la habilidad de enfrentarnos a esas situaciones con serenidad y las haremos más fáciles. Hay un refrán que dice: «no hay mal que 100 años dure» (tampoco hay un bien).
Hay que tener actitud y perspectiva (de la perspectiva hablaremos en otra entrada porque considero que también es muy importante).
Fluir con la vida es hacer las cosas fáciles. No nos compliquemos, hagamos que lo importante sea lo verdaderamente importante.
La vida nos va a ayudar en nuestro camino. Nos guía y nos mantiene a salvo. Cuando una situación te parezca la peor del mundo y la peor que estas pasando: confía. Yo siempre digo: «todo está bien, todo está funcionando para mi mayor bienestar. Después de esta situación siempre vendrá algo bueno y estoy a salvo». Esta confianza te hace sentir bien y te da más serenidad y tranquilidad.
No estamos fluyendo cuando: tenemos sentimientos de frustración, enfado, envidia, celos, o tenemos la sensación de que todo es difícil, o que requiere mucho esfuerzo. Si le tienes que poner mucho esfuerzo, es posible que estés yendo contracorriente.
Estamos fluyendo cuando: tenemos la sensación de que la situación es fácil, nos sentimos serenos, tranquilos, entusiasmados, alegres, confiados, aceptamos lo que sucede y nos responsabilizamos de cambiarlo cuando no es lo que queremos.
Aprender a reconocer, aceptar y sentir nuestras emociones es clave para que estás fluyan con naturalidad, en vez de resistirlas y hacer que se queden con nosotros más tiempo del necesario.
Vivir el momento presente por lo que es, un momento más, evitando los juicios y centrándonos en crear movimiento en la dirección que deseamos.
Evitar la resistencia a lo que hay en el momento. Si lo esquivas, si te sientes mal, entonces no estás aceptando la situación o el momento. Aceptarlo es el primer paso para poder hacer algo.
Ocuparse, ¡No preocuparse!
Encontrar una actitud, o forma de ver la situación presente, que te ayude a sacarle el máximo provecho. Si te cuesta encontrarla, siempre puedes pensar que cada momento nos puede servir para aprender algo.
¡suscribete!