Al final, lo que importan no son los años de vida sino la vida de los años. Abraham Lincon
Hay un marilloso cuento, muy emotivo, que nos ofrece una importante reflexión. Y este cuento dice así:
Un anciano maestro se estaba muriendo. Se había recostado sobre la hierba, bajo un frondoso árbol. Sus discípulos le rodeaban, compungidos, y alguno de ellos no lograba contener el llanto.
-Que nadie se aflija por mí-musitó el maestro-. Lo que deba ser, será. Vida y muerte se complementan. Todavía, sin embargo, tengo tiempo de deciros algunas cosas.
Tras una pausa, retomando el aliento, el moribundo dijo:
-Una vida sencilla, una muerte sencilla. No hay otro secreto. Llega el placer y disfrutas, pero sin apego; llega el sufirmieto y sufres, pero sin resentimiento. Es necesario aprender a ser armónico en lo inarmónico y sosegado en el desasosiego. Una vida de hermosa simpleza, sin inútiles resistencias. Hay tempestad y calma, pero el equilibrio tiene que estar dentro de uno. Escuchadme bien, amados míos: una vida sencilla, una muerte sencilla.
Y en ese momento, se hizo un silencio perfecto y elmaestro murió apaciblemente. Todos los discípulos pensaron: «una vida sencilla, una muerte sencilla».
–REFLEXION–
La vida no es fácil, pero podemos hacerla mucho más dificil de lo que es si nuestra actitud es inadecuada y estamos siempre añadiendo complicaciones a las complicaciones y creando tensiones y conflicto.
» Hay obstáculos que ir venciendo y eventos que ir viviendo»
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